¿En qué casos se recomienda la instalación de un ascensor hidráulico?

El ascensor hidráulico juega con algo de ventaja frente al ascensor eléctrico en las reformas de edificios antiguos. La menor necesidad de obras y el aprovechamiento del espacio lo convierten en una interesante opción en construcciones de pocas plantas.

La instalación de la sala de máquinas con los ascensores convencionales o eléctricos en la última planta limita el uso a las plantas inferiores. Esto es un problema cuando no hay espacios comunes en la parte superior de un edificio y cada altura está asignada a unos vecinos independientes.

La historia de un invento con demanda creciente

El ascensor aparece en la construcción de edificios como una solución mecánica de transporte para construcciones que llegan a las 5 plantas o las superan. El movimiento por escalera de personas y, sobre todo, de objetos pesados ha de enfrentar un ascenso demasiado prolongado. Para el movimiento vertical, sin esfuerzos y silencioso, no se conoce alternativa.

La idea básica de un ascensor o elevador está implícita en el funcionamiento de una polea. En la antigüedad, contra lo que pueda parecer, eran muy comunes los dispositivos que permitían salvar alturas de ese modo. El teatro clásico fue una fuente inagotable de inspiración. Sobre todo por los sofisticados efectos que sobre el escenario se hacían del plano vertical.

Pero hubo que llegar a la segunda mitad del siglo XIX cuando el desarrollo de la tecnología mecánica estuvo a la altura de los edificios que se construían. Y que, en aquel momento, comenzaban a proliferar en grandes ciudades de Norteamérica y Europa. Un nombre es clave en este desarrollo fue Elisha G. Otis. Fue el creador de un mecanismo que aseguraba la ausencia de una caída mortal en el caso de fallar el cable de sujeción.

Desde entonces la tecnología ha avanzado bastante, pero podemos considerar los ascensores modernos como herederos directos de aquellos inventos.

Los ascensores en Madrid

La historia urbanística de Madrid guarda poco parecido con el de otras ciudades europeas. En los barrios más populares se creció de forma más o menos anárquica. La limitación de alturas frente a edificios religiosos, que eran numerosos, dio a la ciudad un aire disperso horizontalmente.

En la primera mitad del siglo XX la remodelación que supuso la Gran Vía en Madrid abrió el paso al crecimiento en altura, pero no fue hasta los años sesenta cuando la población de la capital se multiplicó varias veces y empezó a dibujar la fisonomía que mantiene actualmente.

Después de décadas de gran desarrollo y modernización de edificaciones, todavía se mantienen en la capital algunos barrios con construcciones antiguas. La presencia cada vez más numerosa de personas solas de edad avanzada acentúa algunas necesidades especiales, en especial por el hecho de subir y bajar con dificultades en alturas para las que antes era suficiente la escalera.

El auge del ascensor hidráulico viene de procurar soluciones adaptadas a algunos de estos edificios, sobre todo para los que sería muy costoso hacer reformas en profundidad o que serían prohibidas por las normas urbanísticas. El boca a boca es después una magnifica vía de difusión de estas opciones de modo significativo cuando se ha constatado un éxito resolutivo en un caso similar.

Casos en los que se recomienda la instalación de un ascensor hidráulico

Madrid presenta una buena cantidad de ejemplos donde los ascensores hidráulicos representan una ventaja frente a otras opciones. Como ya hemos dicho, se dan algunos factores que juntos apuntan a esta solución como preferible frente a otras de mayor calado técnico

1. Una importante presencia de edificaciones antiguas o incluso edificios bastante modernos pero que requieren una reforma integral. Este problema se concentra en algunos barrios del Madrid más tradicional. También, la falta de estos servicios suele ser un problema para alquileres, ventas, etc.

La edad media de la población cada vez mayor. Aumentando los problemas de movilidad y autonomía para desarrollar las actividades habituales sin ayuda.

3. La abundancia de hogares con una sola persona. Los problemas de autonomía se agudizan en estas condiciones de estructura familiar. En un mismo edificio se pueden acumular varios vecinos con la misma inquietud vital.

Estos son los casos en los que el elevador hidráulico debe ser estudiado como opción preferente frente a otras:

1. Edificios cuya arquitectura no permite grandes cambios en su estructura básica y sobre todo en la parte superior del edificio. Las obras requeridas para un elevador movido por sistemas hidráulicos son mucho más simples que para un ascensor convencional en diferentes casos. El sistema propulsor se adapta perfectamente a una cabina. No requiere una sala independiente en la parte superior de la instalación.

2. Edificios históricos sobre los que hay límites para hacer las obras del alcance que requiere un ascensor convencional. El hueco de un ascensor en una vivienda muy antigua puede ser impracticable por precio o por imposibilidad legal de hacer la reforma.

3. Las necesidades especiales de un vecino de una finca urbana. A veces un edificio cuenta con un ascensor convencional pero es insuficiente para los problemas de movilidad de un vecino. Puede necesitar el uso de vehículos especiales para los que no hay espacio en la cabina. Con el permiso de los demás vecinos se impone una solución alternativa en los que los sistemas autónomos de carga hidráulica juegan con ventaja. Suponen un acierto tanto en tecnología como por precio.

4. La utilización de patios de luces como vía de acceso sencilla a distintas alturas sin necesidad de estructuras y forjados especiales.

5. Por precio. En general las opciones de propulsión hidráulica van a ser mucho más económicas. También los gastos de mantenimiento se reducen considerablemente. Las revisiones periódicas de las estructuras no son tan exigentes y de ahí viene el ahorro más importante.

6. Por ausencia de planta superior con espacios comunes para servicios diversos. En este caso la solución convencional o ascensor eléctrico debe ir ubicada la máquina de tracción en la parte superior del recorrido. Esto puede dejar sin servicio a esa misma planta o generar problemas técnicos con soluciones más costosas.

7. Por tecnología. A veces se requieren prestaciones que solo la tecnología hidráulica puede ofrecer. Con poca altura, y si se precisan capacidades de carga especiales, suele ocurrir esto. Un ejemplo es cuando se requiere una máquina que va a ser destinada al ascenso y descenso exclusivo de mercancías.

 

 

Tipos de elevadores hidráulicos

La transmisión de la fuerza en elevadores hidráulicos se produce por presión que viaja por un cilindro desde una bomba hasta la cabina. En un ascensor convencional el ascenso y el descenso requieren una cantidad similar de energía. Una parte importante de este gasto lo exige el control del movimiento.

En el sistema hidráulico la subida es la de mayor gasto energético, el descenso utiliza la fuerza de gravedad para volver el fluido transmisor de la presión a la bomba propulsora.

Las diferencias entre elevadores hidráulicos vienen dadas por las exigencias de altura. Dependiendo de las alturas se utilizan dos modos de implementar la propulsión. La posición del pistón hidráulico y el modo de impulsión es la diferencia más notable entre esta categoría de elevadores.

1. De impulsión directa. Se utiliza cuando el recorrido del elevador es de poca altura. El pistón de la bomba se sitúa en las inmediaciones de la cabina.

2. De impulsión diferencial. Se utiliza cuando la altura es superior al de dos plantas o unos 4 metros. En este caso, el pistón está situado en una posición inferior del hueco donde se encuentra la cabina.

El margen de capacidad de las cabinas es muy amplio. Va desde las más pequeñas para uno / dos pasajeros hasta las de 50/60 personas. El peso máximo recomendado para las primeras ronda a partir de los 100 kilogramos mientras que para los últimos se estima en 4800 kilogramos. Las velocidades están en 0.63 metros por segundo para los primeros frente a los 0.50 metros por segundo para los de mayor capacidad.

Otras características comunes de un elevador hidráulico

1. Recorrido vertical. Puede ser de hasta 23 metros. El rendimiento energético es mejor cuanto más bajo, pero en todos los casos está dentro de unos límites razonables. En edificios de pocas plantas es donde muestra una ventaja competitiva mayor frente a los elevadores eléctricos convencionales.

2. Número de paradas. Es necesario que haya al menos una por cada 10 metros de tramo vertical.

3. Tipos de maniobras. Según la nomenclatura propia del sector, son posibles las habituales simplex, dúplex y triplex.

4. Tipo de propulsión: sistema oleodinámico o, dicho de otro modo, por transmisión de presión hidráulica utilizando aceite como fluido. Después en función de la altura, como hemos visto antes, tenemos las alternativas de impulsión directa o diferencial.

5. Sistemas de puertas: central de 2 y 4 hojas o telescópica de 3 y 3 hojas y en casos especiales por pueden ser batientes o bien de 6 hojas.

6. Tipo de alimentación energética. Por corriente eléctrica trifásica de 230 voltios o 400 voltios y para frecuencias de 50 o 60 hercios.

7. Condiciones físicas y térmicas para correcto funcionamiento: en temperaturas de 5 ºC a 40 ºC y con un rango de humedad ambiente de hasta el 95 por ciento.

8. Duración máxima: unos 25 años con el mantenimiento indicado por el fabricante.

as necesidades de los ciudadanos respecto a las viviendas cambian. En el mercado inmobiliario la ausencia de ascensor se valora de forma especialmente negativa. Al incorporar nuevos servicios se invierte en el propio valor de vivienda.

También hay soluciones puntuales que no tienen el alcance de un ascensor pero permiten hacer frente a una mudanza con medios parecidos. Son mecanismos de fachada que facilitan la salida de objetos, muebles o enseres de cualquier tamaño o peso. Estas soluciones emplean mecanismos muy parecidos pero adaptados a estos usos no permanentes.

Los ascensores convencionales han dado una nueva imagen a muchos edificios emblemáticos por estas dispuestos en fachadas y partes visibles. En el diseño de las viviendas del futuro las soluciones polivalentes y modulares serán mucho más habituales y corrientes.

Para las viviendas actuales estas soluciones destinadas a resolver algunos problemas apuntan a un futuro próximo. Con la domótica llegará un nuevo concepto de vivienda. En él habrá una mayor libertad para ordenar el espacio y desplazamiento interior. También una gestión integral del gasto energético y una prolongación de serie a las comunicaciones en cada aparato en funcionamiento de un edificio.

Diariamente se dan pasos en hacia ese futuro inmediato. El flujo informativo puede confundir al público no especializado que solo se detiene en estos contenidos cuando se descubre como parte interesada.

El apoyo asesor experimentado y profesional

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